a. El papel del Estado en la educación
La educación no es un bien público puro, el sector privado actúa activamente en su provisión. La teoría del capital humano sostiene que la educación va a aumentar la calificación y por lo tanto el ingreso de los individuos; a mayor inversión mayor productividad.
En muchos países la educación es competencia del Estado, para
el caso de Estados Unidos, a través de la Land Ordinance de 1785, se reservaron
territorios para la construcción de escuelas públicas, sin embargo, está a
cargo de estados y municipios; del total del gasto en educación, el 9% está financiado por la Administración Federal.
Expertos y encargados de la política económica coinciden que, para alcanzar una tasa de producción alta y sostenible por trabajador a lo largo del tiempo, es necesario invertir en capital humano, en educación.
Por lo tanto y ante una creciente desigualdad y falta de oportunidades laborales,
el Estado decidió enfocar su política en mejorar la calidad de la educación pública y
aumentar la cantidad de trabajadores con estudios universitarios.
La educación pública genera importantes externalidades
positivas, tener ciudadanos educados traerá consigo una sociedad más armónica,
mayor cohesión social. El tener la posibilidad de acceder a educación gratuita, provoca que la población tienda a acercarse a ella, ya que puede percibir las ventajas de
recibir educación, por el contrario, no sería tan fácil que se acerquen a una educación
privada, sus costos tienden a excluirlos.
Otra razón por la que los ciudadanos no invierten en su educación
es la falta de acceso a recursos, los bancos no tienden a financiar la educación,
ninguno de los dos tiene la garantía de recuperar su dinero. Por lo tanto, sin
recursos propios, la educación universitaria va a estar en función de las
acciones del Estado, así como del presupuesto que este designe para ello a través de sus diferentes organismo o niveles de gobierno.
El nivel de gasto que ejerza el Estado va a ser determinante
para fijar, más adelante, el nivel de ingreso de los individuos, esto no quiere decir que deba gastar por gastar, por el contrario, la inversión debe estar enfocada en aumentar la eficiencia y calidad de la docencia. Por otro lado, se ha observado que aquellos estudiantes que son "obligados" a permanecer más tiempo en la escuela, cumpliendo su horario normal, con actividades culturales, deportivas o científicas extras, tienden a obtener mejores resultados, tanto en la escuela como en los cargos que desempeñen y su ingreso.
Referencia
Stiglitz, Joseph E. (2000). La economía del sector público. 3ª edición, Barcelona, Antoni Bosch, capítulo 16, pp. 445-471.